Cementerios como museos al aire libre en España
El país potencia rutas temáticas por cementerios como activo de su patrimonio cultural
España ha empezado a consolidar el turismo de cementerios como una alternativa cultural, que apuesta por la recuperación del patrimonio funerario a través de una perspectiva respetuosa y turística. Aunque esta tendencia tiene un largo recorrido en otras capitales europeas, en el país se abre paso con más de una veintena de camposantos integrados en la Ruta Europea de Cementerios, destacando por su riqueza arquitectónica, escultórica e histórica. 22 cementerios españoles forman parte de esta ruta, reconocida como Itinerario Cultural por el Consejo de Europa desde 2010. Este reconocimiento avala su valor histórico y convierte estos espacios en activos turísticos con potencial para generar flujos de visitantes interesados en el arte funerario, la memoria histórica y otras expresiones culturales vinculadas con la muerte. La red abarca una amplia variedad de estilos, regiones y propuestas interpretativas. En Madrid, el Cementerio de La Almudena destaca como el mayor de la capital, con impresionantes mausoleos y sepulturas de figuras como Pío Baroja, Santiago Ramón y Cajal, o Lola Flores. En Cataluña, se encuentra la mayor representación: nueve cementerios incluidos, entre ellos el modernista Cementerio de Lloret de Mar y el neoclásico de Reus, uno de los primeros de carácter general España. En Valencia, el Cementerio General ha desarrollado el proyecto Museo del Silencio, con cuatro rutas temáticas y una app gratuita. En País Vasco, el Cementerio Polloe en Donosti alberga la tumba de Clara Campoamor (una de las máximas defensoras de los derechos de la mujer), y el de Bilbao concentra uno de los mayores conjuntos de arte funerario del país. En Galicia, los cementerios de San Amaro (A Coruña) y San Froilán (Lugo) son puntos de interés dentro de la ruta europea.

También destacan el Cementerio de Ciriego en Santander, el Cementerio Inglés de Málaga, el primero protestante de la península; o el Cementerio de Monturque de Córdoba, que incorpora restos arqueológicos romanos bajo su superficie.