La España medieval en seis destinos que aún conservan su esencia

Propuestas para visitar castillos, barrios históricos y bodegas en cinco comunidades autónomas

España conserva un mapa de espectaculares fortalezas donde la vida transcurre entre piedra centenaria, plazas animadas y sabores locales que miran al pasado sin renunciar al presente. En esta propuesta seleccionamos seis destinos que combinan patrimonio, paisaje y cultura en rutas fáciles de visitar durante un fin de semana. La experiencia incluye castillos, barrios históricos y bodegas, con actividades que van desde cruzar puentes románicos hasta brindar en lagares centenarios. Frías, Castilla y León. Esta localidad, aupada sobre una loma que domina el río Ebro, invita a caminar sin prisa entre casas colgantes y el castillo de los Velasco. La entrada natural es su puente medieval, antesala de un caserío compacto que conserva escala y carácter. La visita combina miradores, la iglesia parroquial y paseos por calles estrechas que desembocan en la plaza Mayor. Conviene llegar temprano para disfrutar de la luz sobre la piedra y programar un almuerzo con producto local antes de continuar la ruta. Olite, Navarra. El destino despliega torres, galerías y patios en su Palacio Real, un conjunto monumental que estructura la visita y anima a perderse después por el casco antiguo. Su trazado urbano propone una lectura pausada de portadas y soportales, con cafés y pequeñas tiendas que mantienen la atmósfera medieval. La agenda cultural amplía las opciones de entretenimiento en temporada y, como complemento, las bodegas próximas permiten cerrar la jornada con una cata y la compra directa de vinos, ideal para llevarse un recuerdo enológico.

Imagen exterior del Palacio Real de Olite (Navarra)
Imagen exterior del Palacio Real de Olite (Navarra) © Turismo de Navarra | Javier Campos

Besalú, Cataluña. La puerta de Besalú es su icónico puente sobre el río Fluvià, pero la experiencia se amplía con la trama urbana, el antiguo barrio judío y los templos románicos. La ruta se presta a itinerarios circulares y breves, perfectos para familias. La oferta gastronómica se apoya en producto local y la repostería tradicional. Un consejo práctico: conviene reservar la visita guiada para acceder a espacios interpretativos y comprender mejor la escala histórica del conjunto. Laguardia, País Vasco. Tras cruzar sus puertas medievales, Laguardia revela un casco amurallado que convive con la vanguardia de sus bodegas. La iglesia Santa María de los Reyes y la torre abacial marcan el eje monumental, mientras que las cuevas subterráneas recuerdan la vocación vinícola de la villa. La ruta combina patrimonio y paisaje: basta con alejarse unos minutos para encontrar viñedos con vistas a la sierra de Cantabria. Un destino completo para quienes buscan maridar arquitectura e historia con enoturismo. Guadalest, Comunidad Valenciana. Encajado en la roca, Guadalest propone un ascenso hasta la fortaleza y un paseo entre casas blancas. Los miradores multiplican la panorámica sobre el valle y el embalse, mientras que los pequeños museos temáticos añaden un matiz curioso que prolonga la estancia. Esta visita resulta aún más gratificante en días laborables, cuando la afluencia de viajeros es menor. Para concluir, artesanía y productos locales en tiendas que conservan la escala de pueblo completan la experiencia. Sigüenza, Castilla-La Mancha. En el corazón de la provincia de Guadalajara, la ciudad preserva la huella de su célebre pasado medieval. Una de las primeras imágenes que cautiva al visitante es su imponente castillo del siglo XII, levantado sobre una antigua alcazaba árabe y convertido hoy en Parador Nacional, que ha sido recientemente reabierto tras una profunda restauración. Desde la Catedral de Santa María, joya del románico y gótico que custodia el sepulcro renacentista del Doncel de Sigüenza, hasta la Plaza Mayor, cada rincón respira historia. El cabrito asado, las migas y el bizcocho borracho resumen el sabor más auténtico de la identidad castellana.

El Parador de Sigüenza, en Guadalajara, es una fortaleza del siglo XII que se construyó sobre una alcazaba árabe y recientemente ha reabierto sus puertas tras una profunda renovación
El Parador de Sigüenza, en Guadalajara, es una fortaleza del siglo XII que se construyó sobre una alcazaba árabe y recientemente ha reabierto sus puertas tras una profunda renovación © Paradores Turismo