Oleoturismo en España: un viaje por el alma del olivo

Ocho provincias impulsan una experiencia rural con identidad propia

El oleoturismo ha encontrado en España un terreno fértil donde la tradición, el paisaje y el desarrollo local se conjugan para dar forma a una propuesta turística basada en el aceite de oliva virgen extra. A través del proyecto Oleoturismo España, que ha sido impulsado por la Asociación Española de Municipios del Olivo (AEMO), ocho provincias españolas han estructurado una oferta que combina visitas a almazaras, paseos por olivares centenarios, patrimonio cultural y actividades vinculadas al bienestar, en destinos rurales que invitan a descubrir el alma del olivo a través de experiencias sostenibles y auténticas. Badajoz. Paisaje de dehesas y olivares, destacan Mérida, ciudad Patrimonio de la Humanidad por su conjunto arqueológico romano, y Badajoz, con su Alcazaba y su casco histórico. La provincia promueve sus aceites de oliva virgen extra a través de iniciativas como la cata-concurso “Provincia de Badajoz, Cosecha Temprana”. Cáceres. Olivares de las variedades Manzanilla Cacereña, Cordovil o Verdial conviven con un legado histórico que incluye su impresionante casco antiguo, declarado Patrimonio de la Humanidad, así como Trujillo, Alcántara y las sierras del norte. En este territorio, los viajeros podrán disfrutar de pequeñas almazaras familiares y conocer el proceso artesanal de extracción del AOVE.

Una experiencia del campo a la mesa en Casar de Palomero (Cáceres), desde la recogida del fruto hasta su transformación en aceite
Una experiencia del campo a la mesa en Casar de Palomero (Cáceres), desde la recogida del fruto hasta su transformación en aceite © Asociación Española de Municipios del Olivo

Ciudad Real. No solo destaca por su rico aceite de oliva, sino también por sus espacios naturales, como Las Tablas de Daimiel y las Lagunas de Ruidera, en una tierra también marcada por el vino. Toda la provincia está ligada a la figura de Don Quijote de La Mancha, pudiendo revivirse las aventuras del caballero andante entre olivares y humedales. Córdoba. La capital del antiguo Al-Ándalus presenta un modelo de oleoturismo que se basa en la historia y el paisaje. El olivar se extiende desde las vegas del Guadalquivir hasta las Sierras Subbéticas, donde destacan almazaras, cortijos y pueblos con fuerte tradición oleícola. La Mezquita-Catedral, Medina Azahara y los Patios de Córdoba aportan un valor patrimonial singular. Jaén. Con más de 70 millones de olivos, la ciudad es el mayor productor de AOVE en todo el mundo. El proyecto OleotourJaén articula una oferta integral: visitas a almazaras, museos del aceite, experiencias de olivoterapia, rutas por sus parques naturales o cortijos tematizados. Las ciudades de Úbeda y Baeza, declaradas Patrimonio de la Humanidad, completan una propuesta ligada a la cultura del olivo y su paisaje emblemático.

Una de las propuestas de Olearum (Cazorla, Jaén) es la cata de aceites de las dos principales variedades de esta zona: picual y royal
Una de las propuestas de Olearum (Cazorla, Jaén) es la cata de aceites de las dos principales variedades de esta zona: picual y royal © Asociación Española de Municipios del Olivo

Huelva. Entre el océano Atlántico y la sierra, ofrece una propuesta oleoturística que se enmarca en la biodiversidad. Desde la Sierra de Aracena hasta enclaves históricos como La Rábida, el visitante tiene la gran oportunidad de combinar experiencias en almazaras con gastronomía de proximidad –como jamón DOP Jabugo, mojama o vinos del Condado de Huelva– y rutas en la naturaleza. Sevilla. La provincia combina el peso de su herencia romana, islámica y cristiana con el protagonismo agrícola del olivo. Las tradicionales haciendas sevillanas y las industrias del aliño de aceituna estructuran las rutas oleoturísticas, donde también se puede visitar el patrimonio histórico, o participar en catas y talleres vinculados al aceite de oliva virgen extra. Tarragona. La provincia catalana vincula su propuesta sobre dos ejes: la Costa Dorada y Terres de l’Ebre. El Territorio de la Sénia, con más de 6.000 olivos milenarios, y las denominaciones de origen Siurana, Baix Ebre-Montsià y Terra Alta marcan la identidad de un destino que fusiona paisaje, historia y producción tradicional, en el entorno de la antigua Tarraco romana. La experiencia oleoturística permite al visitante conocer el proceso del AOVE en origen, participar en catas-degustación, recorrer olivares, alojarse en entornos rurales, y disfrutar de actividades culturales y gastronómicas. Todas ellas en un marco de turismo responsable que fortalece la economía local y promueve la conservación del paisaje olivarero.