Naturaleza protegida: los paisajes que hacen de España un santuario mundial de biodiversidad
Con 55 Reservas de la Biosfera y una gran red de espacios protegidos, España consolida su papel en la conservación ambiental
España se consolida como referente europeo en conservación de la naturaleza gracias a su red de Reservas de la Biosfera reconocidas por la UNESCO. Estos espacios abarcan hábitats singulares, desde sistemas montañosos y dehesas hasta ecosistemas marinos y humedales, y promueven un modelo de desarrollo sostenible que integra a las comunidades locales en proyectos de conservación, investigación y turismo responsable. Las Reservas de la Biosfera reflejan la extraordinaria variedad de paisajes del territorio. Sierra de Grazalema, Doñana o Las Hoces del Cabriel son ejemplos de entornos que protegen especies únicas y que permiten estudiar los efectos del cambio climático. Los ecosistemas marinos de El Hierro y Lanzarote ofrecen oportunidades para la investigación oceánica y la observación de biodiversidad, integrando la ciencia con el desarrollo local.

Compromiso histórico con la sostenibilidad Desde la declaración de la primera reserva en 1977, España ha trabajado en la adaptación de políticas de gestión territorial, incorporando diferentes iniciativas de restauración ambiental, conservación de especies amenazadas y proyectos piloto de agricultura y ganadería sostenibles. Más allá de la conservación, estas reservas fomentan la participación ciudadana y la valorización de las tradiciones locales. En Somiedo, la trashumancia y cría de las razas autóctonas se han integrado en los planes de gestión ambiental. En otras áreas como la Reserva de la Biosfera Intercontinental del Mediterráneo, se trabaja para la protección de los paisajes compartidos, fortaleciendo vínculos culturales y económicos entre regiones vecinas. Las Reservas de la Biosfera se han consolidado como destinos para un turismo que busca experiencias auténticas, con rutas de senderismo, observación de la fauna y actividades educativas. Las propuestas dinamizan la economía local y sensibilizan a los visitantes sobre la importancia de conservar los ecosistemas. España ofrece así un modelo en el que la naturaleza se disfruta sin comprometer su futuro, proyectándose como ejemplo de turismo responsable en Europa.