España apuesta por un enoturismo accesible en sus bodegas y museos

El país consolida un modelo inclusivo de accesibilidad universal que integra vino, patrimonio y cultura sin barreras

España consolida su liderazgo en turismo accesible gracias al firme impulso del enoturismo inclusivo, ofreciendo rutas adaptadas que recorren las regiones vinícolas más reconocidas del país. Desde la Ribera del Duero hasta Jerez de la Frontera, pasando por Rioja Alavesa y el Penedés, las propuestas integran visitas a bodegas, museos, viñedos e iniciativas culturales con infraestructuras adaptadas, garantizando que viajeros con movilidad reducida o discapacidades sensoriales puedan disfrutar plenamente de la riqueza vitivinícola y patrimonial. En la Rioja Alavesa (País Vasco), bodegas emblemáticas como la de Marqués de Riscal aseguran esta accesibilidad en sus recorridos mediante ascensores, rampas y baños adaptados, además de ofrecer material de apoyo para visitantes con discapacidad visual. El pueblo medieval de Laguardia ha adaptado parte de sus itinerarios, con calles señalizadas y accesos habilitados para personas con movilidad reducida. A la experiencia vinícola, se suma una oferta de alojamiento con habitaciones adaptadas en hoteles de tres a cinco estrellas y restaurantes que han incorporado menús accesibles y espacios libres de barreras. En Ribera del Duero (Castilla y León) bodegas de prestigio internacional como Vega Sicilia han apostado por un turismo inclusivo con accesos adaptados en áreas de recepción y cata. El Castillo de Peñafiel, sede del Museo Provincial del Vino, ofrece rampas, ascensores y visitas virtuales en 360º como alternativa a quienes no puedan recorrer sus espacios medievales. En Aranda de Duero, enclaves de referencia como el Museo de Juegos Tradicionales y el Museo Sacro de San Juan disponen de recursos de accesibilidad física, visual y auditiva, incluyendo bucles magnéticos y señalización en braille.

El acceso al Castillo de Peñafiel se realiza a través de dos tramos que disponen de una plataforma salvaescaleras
El acceso al Castillo de Peñafiel se realiza a través de dos tramos que disponen de una plataforma salvaescaleras © Shutterstock

La ruta prosigue en el Penedés (Cataluña), donde las Cavas Codorníu adaptan sus recorridos subterráneos mediante ascensores y plataformas salvaescaleras, además de disponer de audioguías y materiales en lectura fácil. La bodega Jean Leon, de diseño moderno, ha integrado señalización táctil y aseos accesibles, conjugando sostenibilidad y accesibilidad en sus instalaciones. Por último, en Jerez de la Frontera y Montilla-Moriles (Andalucía), la cultura del vino se abre a todos los públicos. Las bodegas Tío Pepe diseñan recorridos accesibles con rampas, itinerarios con señalética y experiencias adaptadas a visitantes con discapacidad sensorial. En Alvear se han habilitado accesos en salas de cata y en recorridos interiores, así como visitas guiadas que se adaptan a lengua de signos española. Los espectáculos ecuestres y espacios históricos de la zona también han reforzado su apuesta por la accesibilidad. Más allá de las bodegas, el valor del enoturismo con accesibilidad universal en España reside en la posibilidad de disfrutar de una experiencia integral e inclusiva: transporte adaptado, museos accesibles, rutas culturales señalizadas y vivencias sensoriales que combinan gastronomía, vino y patrimonio.