Turismo ornitológico en invierno: los mejores lugares de España para ver aves

Destinos imprescindibles para observar aves y paisajes en invierno

Cuando el frío cubre los campos y el silencio absoluto impera en las montañas, los humedales españoles se llenan de vida. Miles de aves llegan cada invierno desde el norte de Europa para alimentarse y descansar antes de su regreso en primavera. En este viaje anual, España se posiciona como uno de los escenarios más privilegiados para observarlas: una oportunidad para combinar naturaleza, sostenibilidad y turismo activo en algunos de sus paisajes más singulares. El turismo ornitológico se consolida en nuestro país como una alternativa de primer nivel en época invernal. Entre noviembre y marzo, los grandes humedales del país acogen a miles de aves migratorias que buscan temperaturas suaves y alimento abundante, y estos cinco enclaves resumen la riqueza y diversidad de este fenómeno natural. Doñana, Andalucía. Compartido por las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz, el Parque Nacional de Doñana es una joya natural reconocida por la UNESCO. En invierno, sus marismas reciben patos, gansos y flamencos que llegan desde el norte de Europa. Garzas, cigüeñas y espátulas encuentran aquí su dieta ideal entre algas, peces y crustáceos. El visitante puede combinar la observación con un recorrido cultural por la aldea de El Rocío, a las puertas del parque, donde la tradición, el turismo religioso, y la naturaleza se entrelazan.

Grupo de cigüeñas blancas en el Parque Nacional de Doñana
Grupo de cigüeñas blancas en el Parque Nacional de Doñana © Shutterstock

Reserva Natural Laguna de Gallocanta, Aragón. En la frontera entre Zaragoza y Teruel, la laguna salina de Gallocanta concentra cada invierno decenas de miles de grullas procedentes del norte europeo. Su vuelo sincronizado durante el amanecer y el atardecer crea una de las imágenes más espectaculares de la estación fría. Los observatorios habilitados permiten disfrutar del espectáculo sin alterar el entorno, mientras los campos helados que rodean la laguna refuerzan el carácter austero y majestuoso del paisaje. Lagunas de Villafáfila, Castilla y León. Declarada Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), este espacio zamorano reúne la mayor población mundial de avutardas. Durante los meses invernales, gansos, ánades y grullas se suman a este escenario de pastizales y humedales. Los palomares de barro, dispersos por Tierra de Campos, completan la experiencia de un paisaje modelado por el equilibrio entre naturaleza y vida rural. Marismas de Santoña, Cantabria. Este conjunto formado por las marismas de Santoña, Victoria y Joyel, en el litoral cantábrico, acoge en invierno a colimbos, somormujos y espátulas. Es uno de los humedales más relevantes del norte de la España peninsular, refugio y punto de descanso para las aves que proceden del Atlántico. Su paisaje verde y su fácil accesibilidad lo convierten en un destino ideal para quienes buscan disfrutar del birdwatching sin alejarse del mar.

Cormorán y garza común en el conjunto de las marismas de Santoña, Victoria y Joyel, (Cantabria)
Cormorán y garza común en el conjunto de las marismas de Santoña, Victoria y Joyel, (Cantabria) © Shutterstock

Delta del Ebro, Cataluña. En la provincia de Tarragona, el Delta del Ebro ofrece refugio a miles de flamencos, cormoranes y limícolas. En invierno, los arrozales inundados se transforman en despensas naturales que atraen a aves migratorias de toda Europa. La diversidad de hábitat –lagunas, marismas y barras de arena– favorece la observación durante toda la jornada, sin necesidad de madrugar, gracias a la estabilidad térmica característica de la estación.