Cinco cuevas para conocer el corazón subterráneo de España
Del arte rupestre a los lagos subterráneos, un recorrido fascinante bajo el suelo español
España guarda bajo tierra un patrimonio tan diverso como sorprendente. Desde las bóvedas de arte rupestre de Cantabria hasta los tubos volcánicos de Lanzarote, pasando por lagos subterráneos, columnas naturales y catedrales de piedra en la montaña leonesa, el país ofrece un viaje por millones de años de historia geológica y humana. Estas cuevas combinan ciencia, cultura y emoción en escenarios que parecen de otro mundo y cada una conserva un relato propio que conecta el pasado remoto con la mirada curiosa del viajero actual. Cueva de Nerja (Andalucía). Conocida como la “Catedral natural de Costa del Sol”, la Cueva de Nerja, situada en Maro (Málaga), mezcla valor geológico, arqueológico y turístico. Declarada Bien de Interés Cultural, ofrece un recorrido por salas repletas de espeleotemas de gran tamaño, entre ellas la Sala del Cataclismo, donde se alza una columna de 32 metros de altura. Su sala de realidad virtual complementa esta visita mostrando diversas zonas no accesibles al público, lo que la convierte en una experiencia inmersiva y divulgativa que une conservación y tecnología.

Cueva de Altamira (Cantabria). El arte rupestre del paleolítico alcanza su máxima expresión en la Cueva de Altamira, situada en Santillana del Mar. Descubierta en 1868 (atribuyéndose el hallazgo a Modesto Cubillas y su estudio a Marcelino Sanz de Sautuola en 1879), sus famosos policromos de bisontes y ciervas dieron pie al reconocimiento mundial del arte cuaternario. Hoy, la cueva original solo admite un acceso restringido, pero su Museo Nacional y Centro de Investigación, junto con su Neocueva, permiten admirar fielmente este santuario que marcó un antes y un después en la historia del arte prehistórico. Cuevas del Drach (Islas Baleares). Localizadas en Porto Cristo (Mallorca), estas cuevas albergan el Lago Martel, uno de los mayores lagos subterráneos del mundo. Durante este recorrido, de aproximadamente una hora de duración, los visitantes disfrutan de un concierto de música clásica en directo y un paseo en barca por aguas que cambian de color según la profundidad. La iluminación realza la belleza de estalactitas y estalagmitas que decoran este conjunto natural, una obra donde la naturaleza y la creatividad humana se dan la mano. Cueva de Valporquero (Castilla y León). En el corazón de la montaña leonesa y, junto a las Hoces de Vegacervera, esta cueva ofrece 7 salas que descienden hasta un nivel inferior modelado por el arroyo que aún la atraviesa. Con una temperatura constante de 7 °C, puede recorrerse en distintas modalidades, desde el itinerario básico hasta el Valporquero Insólito, una experiencia de espeleología que muestra el poder del agua como escultora de piedra. Su entorno natural, entre hayedos y desfiladeros, completa un paisaje ideal para disfrutar del turismo de interior.

Cueva de los Verdes (Islas Canarias). Formada hace unos 20.000 años debido a la erupción del volcán de La Corona, en Lanzarote, esta cueva es un impresionante tubo volcánico que se extiende hasta el mar, donde comienza el famoso Túnel de la Atlántida. Antiguo refugio frente a los ataques piratas, fue acondicionado en la década de 1960 por Jesús Soto bajo la dirección del artista César Manrique. Su recorrido, de aproximadamente un kilómetro, combina arte y naturaleza mediante un juego de luz y sonido, generando una atmósfera poética, silenciosa y envolvente que sorprende por su escala y armonía visual.