Cinco destinos para viajar por España y descubrir los colores, la calma y las tradiciones del otoño
Experiencias entre montañas, hayedos y viñedos que invitan a caminar, saborear y vivir el entorno rural
El otoño transforma España en un mosaico único de colores, aromas y texturas singulares: desde los hayedos del País Vasco hasta los paisajes volcánicos de Cataluña, esta estación invita a redescubrir el país con nuevos ojos. Es tiempo de vendimias, de buscar setas entre las hojas caídas, de caminar por senderos silenciosos o de escuchar la berrea en los parques naturales. Con temperaturas suaves y menor afluencia turística, estos meses ofrecen el momento ideal para planear una escapada llena de autenticidad y naturaleza. Parque Natural de Gorbea (País Vasco). Este espacio natural protegido entre Álava y Vizcaya despliega en otoño un mosaico de robles, hayas y álamos sobre senderos señalizados que cruzan bosques, pastos y zonas húmedas. Con casi 20.000 hectáreas, el Gorbea es también un referente del montañismo vasco por cumbres como el monte que le da nombre. Desde el hayedo de Otzarreta se accede a rutas ideales para recorrer a pie, a caballo o en bicicleta, entre turberas, árboles centenarios y áreas recreativas.

Viñedos tras la vendimia (La Rioja). Después de la época de cosecha, las viñas se tornan rojizas en Haro, Briones, Alfaro y otros municipios de la Ruta del Vino. Bodegas como López de Heredia (Haro) y Marqués de Riscal (Rioja Alavesa) permanecen abiertas para visitas guiadas, catas y tratamientos de vinoterapia. Muchos establecimientos ofrecen cursos de cata combinados con paseos entre cepas, lo que convierte la vendimia en una experiencia enológica de primer nivel. La Garrotxa y la Fageda d’en Jordà (Cataluña). Esta comarca volcánica ofrece una combinación de recorridos por cráteres dormidos y hayedos como la Fageda d’en Jordà, donde el otoño pinta un paisaje de gran belleza. Todos los senderos conectan con pueblos medievales como Santa Pau o Castellfollit de la Roca, y permiten descubrir la llamada “cocina volcánica”. Además, se pueden ascender volcanes como el de Santa Margarida, contemplar coladas basálticas y aprender sobre geología local en el Parque Natural de la Zona Volcánica. Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas (Andalucía). Este vasto parque natural incluye senderos que bordean ríos como el Guadalquivir y el Segura, y cruzan bosques de pinos y zonas rupestres. Destacan el Jardín Botánico y el Centro de Interpretación de la Torre del Vinagre, donde se observan especies endémicas como la violeta de Cazorla. También es posible organizar rutas cinegéticas o tour guiados a las pinturas rupestres del Collado del Guijarral, que aportan un perfil cultural al viaje.

Tejeda (Islas Canarias). En la isla de Gran Canaria, el pueblo de Tejeda se ubica entre espectaculares formaciones naturales como el Roque Bentayga, y ofrece rutas arqueológicas a cuevas aborígenes como las Cuevas del Rey. Desde la Cruz de Tejeda se obtienen panorámicas impresionantes y, además, el Museo de Esculturas Abraham Cárdenes y el Museo Etnográfico añaden un valor cultural que enriquece la vivencia otoñal.