Rutas de arte rupestre en Aragón: un legado único en plena naturaleza
Albarracín, Río Vero, Maestrazgo y Río Martín concentran un patrimonio único en Europa
Aragón custodia un patrimonio rupestre de extraordinario valor en nuestro país, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO y reconocido por el Consejo de Europa como Itinerario Cultural. Las pinturas y grabados prehistóricos que se extienden por sus sierras y barrancos forman parte de un legado que une el arte con naturaleza y tradición. Estas joyas del arte rupestre aragonés se concentran en cuatro grandes parques culturales, auténticos museos al aire libre donde confluyen historia y naturaleza.El Parque Cultural del Río Vero, a las puertas del Pirineo oscense, reúne más de sesenta abrigos que permiten contemplar en un mismo espacio los tres estilos clásicos: paleolítico, levantino y esquemático. En el Centro de Interpretación de Colungo se inician unas visitas que conducen a enclaves como Chimiachas o Arpán, acompañadas de senderos y paisajes donde el tiempo parece detenido. El Parque Cultural de Albarracín ofrece una de las mayores concentraciones de arte post-paleolítico del suroeste de Europa, con hasta 26 enclaves visitables en los términos municipales de Albarracín, Bezas y Tormón. El entorno de estos pinares multiplica el atractivo de las rutas, que incluyen espacios emblemáticos como el Prado de las Olivanas o la Cerrada del Tío Jorge.

Más al sur de la región, el Parque Cultural del Maestrazgo combina abrigos de arte levantino y esquemático con un patrimonio medieval de primer orden. Siete enclaves rupestres se suman a un recorrido marcado por municipios históricos, como Mirambel, Cantavieja o Iglesuela del Cid, además de paisajes singulares como los Órganos de Montoro o el nacimiento del río Pitarque. El itinerario se completa en el Parque Cultural del Río Martín, donde 20 abrigos visitables muestran escenas levantinas y esquemáticas de quienes fueron los primeros pobladores. Por su parte, el Centro de Interpretación de Ariño ofrece una visión detallada del conjunto, que se enmarca en un entorno de barrancos y cañones acompañado por restos íberos, medievales y fósiles jurásicos. Seguir las rutas de arte rupestre en Aragón no es solo un viaje al pasado, sino una oportunidad para recorrer pueblos con identidad, descubrir la riqueza natural de cada valle y comprender cómo los primeros artistas dejaron en las rocas la memoria de la humanidad.